Estando en un pasillo sin fondo me encontraba tan formante, vistiendo traje de gala y recibiendo a gente elegante; me encontraba en la espera de algo más que emocionante.
Abrace y llore junto a grandes amistades, mencionandoles lo alegre que estaba de abrazarles, ví en ese momento personas sin importancia, quizás en lo terrenal fueron vistas y que en el fondo de mi corazón fueron apreciadas.
Pero aún seguí allí, esperando y muy cautivo, lágrimas no paraban de salir con lo conmovido; sentí en ese instante que tenía que verla antes, antes de despertar porque no se como, pero sabía que era un sueño, y no podría irme antes.
De momento quede solo frente a una gran puerta, amarilla, blanca o dorada; no recuerdo, solo parecía grande y bella. Diciendo en alta voz, un momento más solo quiero verla, y pensando en mi abuelita extalló mi alma en secuelas.
Aparecieron en mis manos, anillo y pulsera; incrédulo de aquello destape y ví aquellas hermosas prendas, doradas y brillantes como el brillo de una gran estrella, mis ojos se inundaron, desperté llorando y sin llegar nadie quede solo, esperando en la puerta.
Henry Ruiz
8 DE OCTUBRE 2019