Un hombre no es un estandarte
es una pluma ligera en manos del tiempo,
preside la tierra, pero no la alcanza,
tan sólo sigue su vuelo entre alambradas.
Un hombre como tú que conoce el camino
y salva los escollos que va encontrando
un día de tantos se hallará perdido,
amarrado, tumbado.
no es una urna de cristal la vida
ni una campana redoblando,
es un látigo infatigable,
puñaladas de sal, racimos de fango.
No lo olvides, si te atreves a mirar ten cuidado,
no te sueltes, no navegues,
el mal, sobre sus lanzas, acecha con ansia y sin escuela,
ya lo tiene todo aprendido,
ni maestro ni cordillera le hacen falta,
tan sólo tu afán espera,
tu alegría no le es necesaria,
ni tu turbadora vida,
ni tu más pequeña esperanza.
Así es, aunque sigas caminando, hombre, entre telarañas,
aunque de las ciénagas muertas te levantes,
aunque le des la mano a otro hombre,
payaso crédulo que piensas que saltarás por encima de tu vuelo,
payaso ya sin risa, con la historia perdida, con el futuro incierto.
¿Qué me dicen?
¿Es ahora un hombre lo que veo?