Manifiestan que eres prohibida,
que tu amor me llevará al sepulcro,
hablan los expertos del amor,
condenan nuestra relación como clandestina.
En cambio yo,
sin ser experto y desconociendo las leyes de los que se aman,
prohíbo a mi corazón
no expresar el sentimiento de la pasión.
Inalcanzable amor destila la rosa,
ignora las crónicas de los que mancillan la pureza.
Te imploro, no desdeñar este amor que sufre y que padece
con tu partir al viento, arrebatando la ventura,
del que padece el bisbiseo de perverso
que no sabe amar.
En esta noche mustia y pálida, ya nada es prohibido;
cúbrame con tus besos; mientras me duermo,
Sedúceme con los aristas de tu boca,
yace en mi lecho de perfumes y de rosas,
para que los amartelados
se confundan con los besos.
Mañana cuando yo viva de nuevo,
avecina al ajimez, agrieta el perfume del pino,
accede a mis brazos para darte protección,
dejad que las estaciones pasen;
para morar en tu amparo
hasta la eternidad.