Cuando miran del pueblo sus dolores,
que demuestran la pena que padece,
es entonces que el hombre se enaltece
al luchar por justicia sin temores.
Como en lienzo, se pintan de colores
esos seres que amor les resplandece;
y su flama de luz jamás decrece
porque llevan coraza de valores.
Argentados, igual que las estrellas,
ellos portan los rayos de esperanza;
que semejan miríficas centellas
alumbrando el futuro en lontananza;
que nos trae, quizas, las rosas bellas
que florecen con paz y con templanza.
Autor: Aníbal Rodríguez.