Ella ya está llegando,
trae dos palabras
que no nos son ajenas
sentadas en los labios.
Ya casi veo
la punta rosada de su lengua,
asomarse entre los dientes,
por demás muy blancos.
Su cuerpo es un regocijo
lleno de cansancio,
pero ya viene a casa,
a éste modesto sitio reinventado.
Yo la espero aferrado
a las crines del aire,
con unos besos frescos
y un racimo de abrazos.
Ya casi le estoy tocando,
las dos palabras suyas,
se rompen dentro de mí voz
con el primer \"te amo\".
Eduardo A Bello Martínez
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