Y si no escribieran estas manos
cuando el alma se los exige,
se paralizaría mi mente
dejando entre veredas mi mundo.
Y si este inquieto subconsciente,
melodía no hallara hoy
mi esencia se partiría en dos
para intentar volver a su valle.
La tinta es el licor inerte
a la que mis manos resucita
Las rimas, el deseo de tenerte.
Los acordes son rehiletes
que apunto a tu anhelada vida,
aunque ya esté entre cuerdas pintándote.
Meylen Hirasú G. M.