Quiero subir al punto mas alto de la ciudad,
Donde el sonido de las mil voces no llegacen,
Escribir lo que mi alma vomitace,
Y me hundire entre la malesa con el peso de las quejas,
Tan hambriento de momentos inalcansables.
Anochece y los problemas me controlan.
Sin cuerda soy un titere de las voces,
que reclaman su comodidad.
Y es hay, siempre hay.!
Donde nacen los deseos impuros
Nacen las emociones corrompidas por el odio
La cotidianeidad del que nace y se pudre
El reprochable que siempre se aprobecha
La ignorancia de la boca del cuentista
que bomita blasfemias a favor de su ineficiencia.
¿Como acabar con la costumbre de la queja?