Jorge Horacio Richino

A MI LADO (historia personal)

 

 

 

Juntábamos caracolas con el mismo entusiasmo

... también recogíamos piñones

y los frutos del eucalipto.

 

Todo en la naturaleza nos llamaba la atención

... todo era de un inmenso valor.

 

Recogí un poco de arena de la playa

y la coloqué dentro de una bolsita,

junto con piedritas de raras formas y colores.

 

Todo lo que pudiera guardarse como un recuerdo

de ese bello momento y lugar,

venía bien como souvenir.

 

Lo más hermoso era el entusiasmo

que por igual nos poseía a ambos.

 

Los paseos diarios por el sendero que dejan las olas al romper

sobre la blanda y húmeda arena,

pese a que por instantes un viento frío y otoñal arreciaba duro

 y nos obligaba a abrazarnos más fuerte.

 

Yo sentía una inmensa alegría

al percibir que  nos hallábamos felices

por estar juntos con el mismo objetivo

y experimentando el mismo placer.

 

Me agradaba compartir mi tiempo contigo

en esos triviales pero muy tiernos momentos.

Pero lo fundamental para mí era darme cuenta que

simplemente estabas tú, y era lo más importante.

 

Aquella cena especial de madrugada, sólo preparada para nosotros,

en la taberna ya sin clientes, sobre la costa marítima;

en un ambiente perfumado con aroma a mar

y unas pequeñas farolas con velas encendidas y flores, sobre la mesa.

 

En tanto una brisa fresca y suave, apenas brumosa,

 llegaba desde la playa.

 

Esos momentos

nunca pudieron abandonar mi pensamiento

y quedaron conmigo, fijados para siempre en mis sentidos.

 

Y los guardo como valiosas perlas que la vida me dejó

para que ello me permita recordar como fue el mágico hechizo

que se enraizó en mís sentimientos.

 

Y hoy puedo percibir al evocar esos instantes,

que surge en mí una inequívoca y certera

reflexión que me indica cuál era la razón de esa magia.

 

Y es que simplemente, estabas allí

... A mi lado.

 

 

 

Jorge Horacio Richino

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