El otoño se anuncia como una cadencia triste y gris.
Los solitarios sollozos de los lirios, apenas alzan su vuelo
hacia el país de los delirios.
Como una extensa e irreverente red tupida de trágico silencio,
su ausencia dormita muy levemente, en su impasible espera...
frente a la carencia desasosegada e inamovible,
de todo lo creado.