Las manos que yo amo
Una dulce sensación me envuelve
cuando hurgo en mi corazón
y recuerdo las manos que yo amé,
dejando huellas indelebles
todavía vivas, palpables.
Las primeras que sentí,
las de mi madre, suaves
como nubes de algodón,
sus dedos como plumas
al acariciar mi piel.
Las de mi padre, recias
del trabajo fuerte,
a la vez amorosas
que con firme voluntad
guiaron mis primeros pasos.
Aquellas pequeñas manos
de mis amigos de infancia
con aquellos que jugué,
intercambié confidencias
llenas de inocencia pura.
Hoy, conozco tus manos,
con olor a maderas del bosque
envolventes, apasionadas,
sin hablar trasmiten miles de cosas
en sensaciones diversas.
Me gusta como dices mi nombre
cuando mis manos quedan
prisioneras entre las tuyas,
me sabe a miel, a ambrosía,
son las manos que yo amo…
maria_dg