Mueven las manos los girasoles.
Envés con envés, ruido de aire.
Arte ensamblado pieza a pieza.
Golpes dados con la azada,
de donde salta el agua subterránea.
Mueven los brazos los girasoles.
Y los vuelven a mover.
Trozos de pipas esparcidas.
Suelo lleno de cáscaras y vino.
Niños que juegan con los disfraces
y adultos que marean el porvenir.
Barajas de asuntos ficticios
y claveles llenos de esponjosa humedad.
Cárdenos montes, colinas lejanas.
Cuevas al fondo, carmín silencioso.
Ojos que miran, y oídos que escuchan.
Cuevas de plata, cerros de oro.
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