Una emoción que envuelve
que cobija, estremece y calma
una emoción que enciende
la flama donde reposa el alma.
Una emoción que anida
gemidos temerosos del aire
que despiertan sensaciones dormidas
de voces que llegaron tarde.
Una emoción lo es todo
y va como las cuentas de un rosario
por sobre la rutina y acomodo
de sueños que se pierden a diario.
Una emoción que despierta
después de un letargo en penumbras
como almas perdidas y desiertas
carentes de toda luz que alumbra.
Una emoción es oración que rezo
y, a la vez, es mucho más que...eso.