Abriendo
el estrecho sárcofago,
acolchonado,
sin poder virar,
de el quise con rapidez fugar.
Andando por el panteón,
recién llegada,
recién embalsamada,
conociendo el sitio
que desde ese momento,
iba a ser mi hogar.
A recibirme salieron
como si fuera el viento,
o las hojas al volar.
Esos rostros conocidos,
un día con tristeza
y llanto despedí ,
ahora con alegria
me han venido a recibir.
Lapidas de mármol
letretros con el tiempo
despintados,
cruces maltratadas,
floreros no lavados,
telarañas sin quitar.
Pasillos anchos y ajustados,
todos abrumados,
el piso de tierra recientemente
cimentado.
Restos de esqueletos
de su fenetro han sacado
a un lado los dejan olvidados.
Se observa a lo lejos
algunos amuletos
empolvados ya tirados.
Los siglos se detienen,
la esencia del alma se mantiene
sin dañar,
como barco sin zarpar.
Lapidas de marmol,
que guardan siluetas
por algunos años,
que comen los gusanos
en montos de rebaños.
Carece de valor
la materia alrededor,
al pie de lapidas de marmol
solo un viejo árbol.
Andando por el pánteon
hubiera sido en concusión
la insineración.
La finura de huesos
ya quemados,
en su nicho se han guardado,
o en cenizas con el viento
han volado.
Dentro de lápidas de marmol,
están los que fueron enterrados
y gosrdos los gusanos
con ellos han quedado.
AUTOR: IRMA PERIBAN VILLA....MEXICO.