DESEOS Y PASIONES DE AMOR...
Mi vida es un alboroto
de pasiones y deseos
de miedos y rencores
de dudas y fracasos
de olvidos y recuerdos
...cuando recuerdo tus noches
en mis pechos bebiendo la miel de tu ambrosía,
y viniendo a la fuente donde hallas la felicidad,
alborotando mis ganas de tenerte para mí.
Cuando te amo o te olvido,
cuando te vas o te quedas,
dejas alborotada la sangre de mis venas
por tenerte entre mis sábanas ardientes.
¡Quiero amarte tanto, Amor!...
¡Hasta qué te olvide y te siga deseando!
para besar tus labios e irme y no volver,
solo recordando tus abrazos
en especial el abrazo de aquella noche
cuando pintaste un arco iris para mí
y se aferró mi cuerpo a tus deseos sofocantes
de sentirme apretada contra tu pecho
y me envolviste en tus pasiones y deseos
que antes no sentía y me envolvió el fuego
de tus besos por todo mi cuello,
en ardentía de dos cuerpos amándose
hambrientos de amor,
cerramos puertas y pusimos candados
a los desvaríos de amarnos toda la noche
amaneció el sol por la ventana
y seguías ahí; junto a mí con besos
todavía había fuego en la caldera de tu cuerpo
y nuestras ganas dieron rienda suelta.
Todavía tus labios rozando mis senos
desataste pasión y deseos,
despertando alboroto en mis ganas de ti,
eres hombre insaciable,
eres pedazo de pan en tiempo de hambre.
y vaso de agua en tiempos de sed.
Eres fuego candente que en mis brazos apagaste
esa noche y muchas noches más.
había pasión y deseos y me empujaste
a desvestir mis miedos y mis ganas de ti,
en tus ardientes noches de fuego y pasión
buscaste apagar tu pasión encendida en mí
sabiendo que en mí encontrarías lo que buscabas,
porque soy fuego en la hoguera de pasiones,
y envueltos en un cielo de estrellas tan brillantes
cómo tus ojos, fuimos cautivados los dos por el deseo.
Mi vida es un alboroto desde esa noche de Amor,
Una noche que nos encontró a los dos para amarnos
y apagar el fuego de deseos y pasiones de ardentía
Amándonos, teniéndonos entre la vida y la muerte.
¡Somos destino Amor y el destino siempre nos alcanza!
Alicia Pérez Hernández... México
No es la pluma la que escribe, es el alma.
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