Ladrón sin guantes
que vives y que robas
tantos suspiros.
Llévame lejos
allí, donde no puedan,
volar los cuervos.
Quiero soñar,
dormir en tu regazo,
sentirme libre.
Cuando despierte
me enseñarás los lagos
y las princesas.
Luego, sin prisas,
te seguiré en el bosque,
a una cabaña.
Veremos ciervos,
ardillas y castores
hablando juntos.
Y dejaremos
tatuado en algún roble
un corazón.
Con nuestros nombres
diciéndose \"te quiero\",
como testigos.
Y ese suspiro
se quedará, en silencio
con tantos besos.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/09/19