Las mañanas inefables
con que tus brazos se pintan,
son tan azules y etéreas
como en su belleza inconmensurable.
Y esta alegría incomparable
la siento, la deseo sempiterna
Este amor que hemos hecho tierno
para que no deje de ser perenne.
Quizá no comprendas ahora,
pues es un sentimiento culto
No para todos es su belleza.
Y si aún así, deseaste sentir esto
aunque no lo comprendas,
déjate llevar por la lectura
y la delicia del alma.
Meylen Hirasú G. M.