Eliseo J Benitez

Felíz

Tal vez parezca una locura, que el odio de mis pensamiento sean duros como el cemento, anque fragil como la arena.

Se convierten en plumas que vuelan, cuando al caer la lluvia se cargan y les pesa, caen libremente al mar del olvido hasta que el sol y el viento la eleva y las lleva.

Nuevamente el odio brota, como finas gotas que el rocio enseña, como una semilla que a su tiempo germina, y su flor es su dueña.

Así me siento, demuestro mi presunción como algo precioso, y solo es líquido de esa flor, que convierte el amor venenoso.

No te acerques demaciado a mi orgullo, que convierte en ceniza todo lo que alcanza. Es como la cuerda de una balanza que al tirar se tensa, mi grande mal, como el frio que me enfrenta.

Aún así, mi sonrisa gira en torno al sol, cuando lloro, cuando canto, cuando imparto amistad de corazón. Algun día el orgullo y la presunción seran olvido, como recuerdos pasados, como lejanía de un pensamiento de horror.