Se hunde el sol en el horizonte
Y los aromas penetrantes de mi jardín
Se mezclan con la cálida fragancia
De tu piel que me embriaga hasta el alma,
Descubro que mis versos
Se subleva ante tu imagen, y aquí dentro,
Siento como caigo rendido a tus pies,
Como pierdo la razón al tacto de tus manos
Me seducen tus labios que invaden mis rincones
Poniendo mi mundo al revés.
En mi cabeza deambulas vestida de gala
Y creyendo que no te miro, suspiras,
Y lanzas un beso de licor que prolonga la noche
Que vence las horas, que acortan las distancias.
Abro el ventanal y un cielo azul brillante de estrellas
Me atropella con su luz, y tú, vas arreándome mujer,
Hasta nuestro lecho donde abrimos el telón
A nuestra escena de amor desmesurado.
Me tiembla el corazón aturdido de pasión
Mientras le pones un candado a la noche
Que en silencio muere lentamente,
Y es el eco de tu voz, diciéndome te amo
Que retumba en mi interior como un tambor.
Humedeces mis versos con el sudor
De tu cuerpo acurrucado al mío,
Y siento como una sed infinita
De beberte mujer cada noche.