Dejad el llanto plañidero: ¡Acaso no intuís...
que la savia del viejo roble es demasiado bella,
y no conviene desperdiciar su dorado latido... !.
Yo sé que el arroyo es una corriente limpia y sosegada,
donde la felicidad se advierte desnuda y sin cumplidos.
Porque una sonrisa siempre
será infinitamente mas hermosa...
que las promesas deshojadas, al borde del camino.