Nunca he sido la madre perfecta, pero los amo;
Y por mi forma de ser, hablar, escribir y pensar,
Muchos me han de juzgar;
Pero a Dios le plació darme 3 hijos,
Y eso ha valido la pena, durante mí andar.
Tal vez mis huellas nadie quiera seguir,
Porque no les ha gustado por donde pude ir;
Pero eso jamás me ha de preocupar,
Ya que cada quien elige por donde andar.
Dicen que Dios nunca se equivoca,
Y yo lo puedo confirmar, pues he sido su consentida,
Porque el regalo más grande que me pudo dar,
Han sido ustedes y mis nietos y eso nadie lo puede cambiar.
No soy la madre perfecta,
Pero si soy una fiera, para poderlos defender y cuidar,
Gracias a ustedes, tengo la dicha de ser madre.
Y ahora abuela; y eso se lo agradezco a Dios,
Porque él siempre me bendice en mí caminar.