Alejandro José Diaz Valero

¡¡Que fiesta!!

 

En el matrimonio hicimos fiesta

con música alegre y sabrosa

que hasta  bailaron en la mesa

los dos noviecitos de la torta.

 

Una botellita de exhibición

que tenía como diez años

se la tomaron con el ron

a pesar de haberles dado su regaño.

 

Las galletas que ayer tarde compré

y para la escuela las había guardado

se las comieron en un dos por tres

como si fueran dulces pasapalos.

 

Y  la carne de la quincena

que guardaba en el refrigerador

le dieron mandíbula de la buena

después de montarla al asador.

 

Una taza que habíamos comprado

para usarla como ensaladera

hecha pedazos la encontramos

justo al pie de la escalera.

 

El vidrio de la mesa de noche

donde a veces hago mis escritos

La golpearon fuerte  por el tope

Y dejaron el vidrio vuelto añicos.

 

La toalla que estaba en el colgadero

también sufrió sus ajetreos,

la tuve que lanzar al basurero

Para que se la lleve el camión del aseo.

 

Hasta unos discos compactos

Que tenía sin estrenar

También desaparecieron en el acto

De una manera extraña y especial.

 

Por eso  preferí  firmar un armisticio

Con cada una de esas personas,

De verdad que valió el sacrificio

Para  poder casar a mi hermana  solterona.