Divasto...!
- Váyase a su sala Divasto...!
- Trajo su tarea Divasto...!
- Siéntese acá adelante Divasto...!
- A inspectoría Divasto...!
- Mañana debe venir con su apoderado Divasto...!
Divasto...!
Divasto...!
- Cuantas veces escuché mi apellido resonar en los pasillos, patio y salas de mi colegio.
- Cuantas veces fui regañado o felicitado.
- Cuantas veces me vi envuelto en situaciones en las que no participé, pero me acusaron de que si
- Cuantas veces entre, crucé y caminé por esos pasillos donde había una persona esperando mi llegada, aunque no me dijera nada allí estaba, nos agrupaba y nos llevaba a la sala donde nos entregaba conocimientos, valores, formación y hasta cariño
- Cuantas veces me dio consejos o palabras de aliento para que yo saliera adelante.
- Cuantas veces simplemente estaba para mi allí, esperando que yo creciera y saliera adelante.
Yo solo quería no estar, me alejaba, me escapaba de la sala o del colegio y ahora con añoranzas recuerdo que esos fueron uno de los mejores momentos de mi vida, el periodo escolar y lo vivimos con personas que solo nos deseaban lo mejor, aunque nos retaban o castigaban, pero ahora ya mayor, pensándolo bien, lo hacían para poder darnos lo mejor, ahora recuerdo a esos profesores que estuvieron conmigo, ayudando a formarme como persona y me doy cuenta que siguen en lo mismo, con esa vocación y cariño entregando, no conocimientos, entregan amor a jóvenes y niños que necesitan aprender, pero aprender a crecer y a desenvolverse en la vida como personas de bien.
Desde este pequeño rincón les mando un cariñoso saludo a los profesores en su día y deseando que ese corazón tan lleno de cariño y vocación de servicio no cambie.
Gracias por haber estado en tan hermosa época de mi vida.