CON LA TITÁNICA FUERZA
Con una fuerza titánica
el tiempo sin pausa aplasta.
La losa aumenta su peso,
cuando el destino se palpa.
Así, se achica y reduce,
en la vida su escalada.
El peso merma el aliento
de cada latido que habla.
No tiene forma su fuerza,
pero la partida gana.
Guedejas de fina plata,
hebras de sabia templanza,
que resbalan en las sienes,
argentíferas cascadas.
Sobre la frente la lucha
y entre los profundos surcos,
donde el sudor hace cama,
el relato de experiencias,
de amor y falsas palabras.
Se van quedando las horas,
perdidas en lontananza,
donde los recuerdos medran
en sus etéreas moradas .
La voz se aflauta o afina,
o se enronquece agrietada.
La piel transciende mutando
en su transparencia vaga
y las horas son segundos,
frenética galopada.
Caminos que se vislumbran,
con bodoques de añoranza
y entre las zarzas la vida,
a manotazos se salva.
Los flecos siguen colgando
de las afiladas garras
y el pelo hirsuto se cierne,
sobre la piel acorchada.
Camina la sombra al lado,
ajena, ausente, sin ganas
y tan juvenil parece,
que con el aliento salta.
Rumores en los pasillos
donde la vida es charada
y en los sucios dobladillos,
la intransigencia se atrapa.
Adornos extravagantes
visten la risa insensata,
volutas de necias formas,
que soeces voces tapan.
Se tambalea la conciencia
y la verdad se disfraza.
El peso ahorma la forma,
aplastando la fachada,
pero el saber reblandece
la recia y pesada carga.
A.L.
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16/10/2019