Estás en mi piel.
En toda ella. En mi corazón.
En esta alegría que siento
de saber que me amas.
Y en este amor que siento por ti,
porque eres el alimento de mis días.
Hace un breve tiempo me preguntaste
qué sentía por ti.
Por ti siento la necesidad de que estés
en todos los momentos de mi vida.
Porque tú eres la mujer que ha cambiado
el rumbo de mi existencia.
Estás en mi piel...
Y bendigo el día en que te conocí.
En un día lluvioso, como el de hoy...
Cuando salías de esa perfumería.
En la puerta te quedaste,
esperando amaine la lluvia.
Pasé por allí y te vi.
Me acerqué a ti, y te ofrecí
te resguardaras debajo de mi paraguas.
Aceptaste la invitación con una sonrisa.
Aspiré el aroma de tu perfume.
Fragancia de rosas sobre tu piel.
Sentí, una gran emoción en mi corazón.
Te invité a un bar, si no tenías compromiso...
Me respondiste que tu corazón
estaba libre de sentimientos.
Y yo me sentí muy feliz,
porque presentí que ya el latir
de mi corazón me advertía
que me estaba enamorando...
sin conocer nada de tu vida.
Pediste un té y yo un café.
Comenzamos a conocernos.
Me dijiste que vivías con tu madre.
Que eran las dos solas.
Y que eras traductora de inglés e italiano.
Y en broma yo te dije que
entonces me tendrías a mí como alumno.
Y ambos nos reímos.
Fuimos muy discretos en lo que
se refiere a nuestras vidas.
Hablaron mucho más entre ambos, las miradas.
Esos bellos ojos verdes
de los cuales quedé enloquecido... de amor.
Ya había comenzado a amarte.
No lo pudo evitar mi corazón.
Entraste a mi vida,
a mi existencia.
Y durante cuatro años hemos sido felices.
Una relación diferente.
Una relación pactada,
que cumplimos al pie de una promesa.
Que hemos cumplido religiosa. pacífica, románticamente...
¿Qué sería de mi vida sin ti?
La soledad en que he vivido
durante tanto tiempo.
La que me ha acompañado en estos años.
Y apareciste tú.
Como descendiendo del cielo
en un día lluvioso,
como el de hoy...
Comandante del escenario
17/10/2019