Julieta Iallorenzi

LA MAMUSHKA


Una Mamushka dentro

De otra Mamushka

Cada vez más minúsculas

Y por mucho que se les busca

En el fondo algún tesoro,

No tienen relleno

Ni paja, ni joya, ni broza.

Capa tras capa

De excusas se enrollan

Sus pretextos maquillados

Sus fantasiosos rebozos,

Cada vez más gigantes

Sus fallidos implantes

Esos trozos importados

De un pozo dicen Made In Rusia.

Me conoció una Matrioska

A la que rechacé conocer

Porque sabía que me desconocería

Llegado el día

Que desencofre

Hasta la última utilería

De su inútil intento.

Ser negacionista

Érase su único talento.

Era madre y era tosca,

Como una boa constructora

Enredada con su cola

Atarazándose el veneno

Por hambre,

Por su lésbico deseo

De que alguien la muerda

Que prueben un poco

De su erógena huerta muerta

Que pide socorro

En cada blog, cada escrito,

Que le den un chorro

De salvia de mujer

Inventando nuevos términos

Para su penosa alzadera,

Y le de la cuerda

La noche entera

Para que repita su relato

De auto-convencimiento,

Su monólogo insensato

Tiene boca mas no oídos,

Tiene lentes de contacto

De tonos zarcos

En los surcos donde deberían

Haber ojos.

Defenestrando a otras Mamushkas

De su misma partida,

Y envidiando insanamente

A las ediciones limitadas.

Que no eran madres

Ni obesas, ni alzadas

Ni toscas.

Ni perseguían luces de artistas

Como moscas desinspiradas.

Eran todo que deseaba

Que del mundo le perteneciera

A su pintura, a su llanto

De acuarela

Y de su inferior complejo

El resentimiento regurgitaba.

Siempre anhelando

Lo que le faltaba

Y pasando por alto

Lo que le sobraba.

Me doblaba la edad

Y yo le redoblaba

La pulsión de vida,

Porque con el doble de peso

Experiencias y arrugas

Y sin haber vivido nada

Que justifique

Su calidad deteriorada,

A la Mamushka

Se le doblaban las rodillas

De su epidermis de madera

Raspaban las astillas,

Tuvo ladillas

Que suplicó tenerlas

En pos de una aventura

Fraudulenta, sedienta,

Que su tinta derramada

Pueda volcarse a la escritura

A cambio de unos panes

Y unos pares de sucesos

Cajoneados en sus sesos,

-Sus extravagancias aburridas-

A diferencia mía

Se rompió sola, la desabrida.

Y no lo nota

Porque siempre hay

Despatriados

De cerebro extirpados

Que amen a Rusia

Aunque su emblema fuera

Un garzo grumoso de vodka

Sobre una servilleta sucia.

La Matrioska me asqueaba

Desde el primer momento,

Supe como terminaría

Su oscura participación

En mi peor momento,

Le sirviese para su cuento sangriento,

De una rusa no esperaría menos

Y nunca más que eso.

Sospechar no es lo mismo

Que ratificar.

Así que presupuse de comienzo

Todo lo que luego encubriría,

Y tomé muestras

Del invierno de su voz

Su falacia tan fría

Su persuasión atroz.

La toleré lo suficiente

Como para que deje

Su rastro de baba hirviente,

Y la ignoré lo necesario

Para no bajar mi guardia

Frente al adversario,

Sabiéndola

Amiga de mis enemigos.

Ella simulaba exagerada pleitesía

Bajo su manto de infantil cofradía,

Y yo actuaba con confianza enceguecida,

Dándole los datos que requería

Para que en mi contra se levanten

Todos los que reptaban antes,

(Era la única forma de visibilizarlos,

Volverme carnada para cazarlos)

Y todo aconteció como presentía;

Negó lo innegable,

Mi percepción es inigualable

Y aun mas afinada

Gracias a una Matrioska,

Siempre asquerosa

Siempre tosca

Siempre rota

Por sus mentiras

Sin salir aireosa

Contra una vasca victoriosa,

Y ahora sin nadie que le cosa

La etiqueta borrosa

De Made In Rusia.

JULIETA IALLORENZI

PATENTADO EN SADAIC Y DNDA

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