Desde la primavera al invierno
he ido deshojando cada momento
cada recuerdo y cada promesa
que una vez quedaron atrapados
en un frasco de espacio sin tiempo
que quedó sobre mis manos abiertas
cuando partimos por caminos distintos
sin mirar hacia atrás y sin rumbo fijo.
Este frasco no es más que una prisión
en la que han estado atados
todos los sueños alados
que rompían distancias
viajando entre nosotros
y en los que cada día nacías
y te hacías eterna.
En cada estación te he buscado
en cada día lluvioso
y en todos los días soleados
y en este, que es mi mundo
los momentos vividos
en los que no has estado
la muerte ha ido viviendo
tan alegre como la playa con sus olas
y la vida va muriendo lentamente
con la agonía que vive un pez
sus últimos segundos fuera del agua.
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