El cariño no se exige: se gana mediante el respeto.
Quisiera, con mis palabras, hacer un largo rosario y colgarlo en tu cuello; pero ellas son muy pequeñas y me pasaría la vida tejiéndolas y tejiéndolas sin alcanzar la estatura de tu afectuosa figura.
Nunca pretendería enmarcarte en mis letras como fotografía y si alguien se atreviera a intentarlo jamás lo lograría… dejándote cuan copa media llena o, tal vez, media vacía, mutilando los encantos de tu pluma y de tu alma.
No hay fuente que contenga la fuerza de tus versos, ni muro que detenga el caudal de tu alma, tampoco habrá sombra en este mundo para opacar tu brillo; porque tu corazón vive en la cima desbordado de amor… más que el que más.
Si un día mis palabras crecen tal vez haga ese rosario; con las letras bien erguidas para que me quede largo y envolverá tu figura el cariño de un hermano.
A mi fiera hermana y sus once mininos.
PABEDIZ…