La luz arruga caricias
con sabor a tierra
que el paraíso nos devore
y su voz
origami de sombras
asole
mi letra íntima
entre ritmos desconocidos
que el temblor de la fe
renazca esclarecida
sobre la ceniza infundada
de recónditos cielos
me reconozco
llenando de arañazos el fuego
que ruge ponzoñoso
atrapado
en la plenitud del cristal