HERANGAR

EN EL ATARDECER

En el atardecer, cuando el sol recae en el crepúsculo,

Mientras su sombra se ahoga en lo profundo del mar.

Ahí me envuelvo en tu figura que florece tan colorida, tan luminosa,

Mi piel entiende lo hermosa de tu belleza lunar...

En ese instante quiero tus besos,

En ese instante y en otros más,

Esos que apagan mi voz con un roce;

Esos que iluminan mi oscuridad…

Tus besos llenan mi boca vacía;

Despertando versos libres,

Despertando deseos furiosos,

Llenando mis labios de felicidad…

 

Sentir la correspondencia de ese beso,

Con un te amo... gritado desde mi alma,

Con tus manos que inquietan con una caricia,

No pareciendo nunca una esquiva mirada,

Queriendo bañarme en el rocío de tus caricias,

Dulce rocío que nunca deja amargura,

Ni resabios de instantes tristes,

Más bien es un néctar que quiebra mi armadura;

Un beso lleno de amor, tu beso,

Que degusto en la espuma infinita de tu hermosura...

Con el cual logro siempre sentir tu calor,

Uno que no miente, uno que vive, uno que ama la razón…

 

Me detengo en tus ojos, radiantes ojos,

Con lágrimas de vida, con alegrías del corazón,

Conectados en inmensa sincronía,

Con la fuerza de una leona en flor,

Cada minuto vivido intenso, que hasta detiene el sol,

Cada minuto vivido a fondo, mostrando todo tu interior

Tú los delineas en belleza,

Tu transmiten todo tu ser,

Ese que te muestra a ti completa,

En su pensar, que ama eternamente con pasión…