AMOR DE INFINITOS RASGOS
No se silencian los gritos,
aunque la voz se congele.
En el interior se crecen
dolorosos alaridos.
La palabra se contrae,
ante la ira constante
y la miseria y el hambre,
a flor de piel dan el grito.
Son tenebrosas las noches,
ausentes de luz de luna
y son los hechos banales,
cuando la riqueza prima.
En las pedregosas vías,
que la necedad emprende
en su constante desidia,
sigue creciendo la hambruna.
No se frena la codicia,
cuando es la dicha el dinero,
ni se seca el aguacero
si es torrente la llovizna.
Nadie detiene la vida
aunque rompa sus cimientos
y no se apagan los fuegos,
revolviendo en la cenizas.
Llueven gotas de avaricia
en las escabrosas mentes,
amputadas de por vida
y no se cubren las penas,
con mantos de fantasía.
La alargada sombra mira
a las aguas cristalinas
que silenciosas transitan.
Aristas en las ideas,
en sus poliédricas vistas.
En sus carnes se deslizan
serpenteantes y ciegas,
tropezando entre ellas mismas.
Pensamientos inconstantes
en las aceradas fibras,
que como posesas vibran.
Va creciendo la marea,
como supera la espuma
el borde donde se crea
Y se rompen las maneras,
que dan belleza a la rima.
En una fugaz estrella,
se va eclipsando la luz
que se abraza junto a ella.
Amor de irisadas luces
en su perfecta belleza,
con reflejos en sus llantos
y en su poder la franqueza.
Amor de infinitos rasgos,
que en mil formas se recrea.
A.L.
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19/10/2019