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Este es mi paraíso conquistado detrás de los ojos, un paraíso terrenal de antiguos recintos interiores, soy el obscuro Ser de una pequeña figura a medias entre la certeza del arbusto salvaje que mi sombra concede. Mi reinado es un asentamiento a lo largo de la historia, de museos vivientes y reliquias: la remota creación y la forma cronológica fija en la orilla de esta franja de tierra, aquí estoy como un desenlace del mundo. Este dominio seria la evidencia de mi ciudad hundida como la idea distraída que saqueó mi mente, la estructura geométrica que me comenta al instante de todas las multitudes donde nunca te encuentro. No te encuentro en las diversas teorías urbanas, no te encuentro en esta época que impone otra sequía inmortal, en el baobab distante donde se han parado los buitres negros- los ecos perseguidos de mi conciencia- las moscas para infringir en las esquinas: la especie intermedia como la evolución del instinto.
[Ha sido dudosa la efigie de la mosca, la he visto en el armario bajo el sofá de la mano derecha trazar laberintos, llenándolos de pequeñísimas dunas mientras la luz hace ruido entre los muros pintados de yeso, diría que la mente la tengo perdida en el quicio de este poema y el costado derecho: juegan mis tres gatos y mi instinto]
Bernardo Cortes Vicencio
Papantla, Ver, México
01:4719102019