No me reconozco en estas fotos
Treinta y nueve años de distancia
Transcurren entre los dos retratos
Alegrías y penas, llantos y sonrisa…
Que dura es la vida, en si misma
Vamos caminando por sus senderos
Pensando siempre en nuestra cima
Y llega cuando menos lo esperamos…
Nos achuchan los dolores y grietas
Somos carne de cañón, hacia la meta
Ciclos que quedan detrás de las puertas
Invisible inocencia, visión algo lenta…
Perdemos sentidos en el trascurrir,
De los años por donde pasamos
Ya no hay tiempo, para recurrir
En el juicio de la vida perdemos…
A cada segundo un década,
A cada instante una cedula
Y en los tiempos de bajada,
Somos solo vejez agrietada.
¡La vida no pasa en baldé se disuelve como las nubes, que lentamente se evaporan!
Modesto Ruiz Martínez / Sábado 17 / del 07 / del 2010