La paciencia de los pueblos latinos
parece estar llegando a su fin.
Desde el sur del continente sentimos el espíritu rebelde
que hubiera aplaudido el compañero Allende,
que aplauden nuestros padres, nuestros abuelos,
quienes sobrevivieron.
Las generaciones pasadas
que fueron tan revolucionarias
ven la juventud actual y con orgullo sonríen
por nuestro rechazo a sobrevivir.
Abrazamos la libertad y nos aferramos a ella entre todos,
como cuando la yuta bastarda se lleva a nuestros compañeros de lucha.
Luchamos juntos por la caída de la dictadura que recientemente ha cumplido 46 años.
Luchamos todos por la tranquilidad y la paz
y si no nos escucharon cuando hablábamos con la razón por delante,
entonces ésta estará acompañada de la Fuerza.