MENGUA Y CRECE
Crece la hierba en silencio,
para aquellos que no escuchan.
Crece en el vientre la criatura,
solo su presencia siente
la madre que la cobija
y crece cuando se avista,
para dar forma a su vida.
Solos quedan los sin voz,
cuando es la humanidad
la que mira hacia otro lado.
Más crece la soledad,
si es fruto de la desidia,
la sombra alargada mira
a quien se encuentra detrás.
Ecos de pérfidas notas,
que van creciendo al socaire
de los odios que las crean,
en su sonido se agotan
los matices verdaderos,
que en el aire son sinceros
y en la garganta destrozan,
de su esencia lo más noble.
Pronto termina quien corre
y en su veloz galopada,
la misma vida le absorbe
frenando su crecimiento.
Así, mengua en un momento,
como larga es su pisada.
Crece la vida sin freno
si es lenta la caminata.
Albores de sueños nuevos,
que crecen junto a la magia
de la presencia soñada.
Florecientes singladuras,
que creciendo en la hojarasca,
van indicando el camino,
de la deseada esperanza
que se aleja en lontananza.
Navegantes sin destino
que van cruzando los mares.
La vista en el infinito
entre anhelos y pesares.
El timón al albedrío,
de los airados embates.
Largos brazos les arropan
o sin piedad les arrojan,
a las gigantescas fauces.
Crece en silencio la vida
en el generoso vientre.
Silente la idea crece
y el pensamiento florece,
entre la vida y la muerte.
A.L.
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21/10/2019