Besar tus labios quisiera, mi bella adorada,
para diluirnos en átomos de luz y color,
y trasladar para siempre nuestro casto amor
a una esfera etérea, sublime y elevada.
Cambiar quisiera esta tierra rastrera y malvada
por un delicioso edén de armonía y fulgor,
donde nos amaríamos sin ningún temor
a las vanidades de esta vida depravada.
Las fatuidades del abyecto y temible mundo
nos tienen a este desdichado suelo encadenados
y de sus cadenas nadie se puede librar.
Mi amor querría para siempre de ti liberar
los onerosos hierros y férreos candados
que te han causado un dolor tan severo y profundo.
Suspiros y sueños de amor