Habla; di lo que sientes.
Lanza tus palabras;
fulmina mi corazón.
No sean tus afectos,
determinante de tu verso,
y acaba con esta tortura.
Tu tiempo en demora,
es fatalidad a mi ser
impaciente por saber.
No calles más!
Y rompe con el silencio,
de tu alma letargada.
Después de esta verdad,
deja que mi cuerpo
busque su descanso en paz.
Que mi sentir muera,
y la felicidad vuelva
mi rostro manchar.