Dice julio, dice septiembre; dicen ellos de un clavel cruel,
curare de una flecha;
disfrazase de tentación y comete crímenes;
mil, cien mil y no sé cuántas víctimas;
no me consta, yo nunca fui,
nunca estuve en joven llamarada,
me alejé tanto.
Silueta antropomorfa abrigada;
dando saltos de aquí allá,
como crepuscular vacío;
desaparece y desvanece sus efectos;
tersura de sábanas;
intro y hendido.
Abrigo, abrigo de mi abrigo. Y sí, atrofiado y si se puede proponer;
también afligido tenuemente;
de catadura disparatada;
ahí vivo, ahí respiro;
también espero en noche dilatada
como que no diría.
Y aun cobrizas melodías me abrazan,
motivando el polvillo fluyente del reloj de arena.