Escuchen del cantor los madrigales
que anuncian de justicia el bello adviento;
y toquen con grandioso sentimiento,
de paz y de equidad, nobles timbales.
Que surjan con ardor esos caudales
del río del amor, que son fermento,
que logra convertir el sufrimiento
en arcos luminosos y triunfales.
Cantemos en hermosa serenata
un canto con acorde libertario,
antífona valiente que desata
del alma, el gran espíritu templario;
que vibra en nuestras venas cual sonata,
buscando libertad como sudario.
Autor: Aníbal Rodríguez.