Eligio el despintado banco, del centenario parque,
Ahí junto al rosal, donde los aromas penetran
Hasta el alma, donde el trinan de los pájaros
Componen sinfonías de amor,
Corría una leve brisa, el sol quemaba la piel
Y fue hasta la fuente a refrescarse un poco.
Ella estaba algo demorada, el algo impaciente,
Mira su reloj, camina hasta el bar donde se citaron
Pero que hoy está cerrado, vuelve al banco,
Y mira sin una dirección fija buscándola en el horizonte,
De repente por el punto ciego del camino a sus espalda
Ella aparece, vestida de alegría, adornando el paisaje,
Grita fuerte su nombre, el gira en sí,
Y un suspiro de amor le invade el alma.
Hubo pocas palabras, más bien se llenaron de besos y miradas,
Tomaron el caminito fresquito y bien colorido,
Ese que está bien sombreadito de lapachos,
Se fueron tomados de la mano, de a ratitos
Se detenían, se regalaban miradas, un par de besos,
Y así, hasta que se perdieron de mi vista,
Me quede aquí sentado esperando por mi amor (Cristina)
Justo al frente del despintado banco de hierro
Que eligió aquel hombre para esperar a su amor.