Los prados reciben la lluvia sin desgana,
Porque el recuerdo se revierte a sus heridas,
Y un rosal se deshoja alevosamente...
En el marco inasible de los sueños,
Otoños, de nardo y azucena,
Se desligan brevemente...
En la alberca amortajada y sin miserias,
Donde las estrellas
Sin reposo... ayer cautivas,
Se desnudan plácidamente,
En el pálido azul...
De sus quimeras.