Cuán dulce es contemplar
Los dos café de tu mirada,
Te juro que con beberla
Nace la fuente vigorosa,
Que hace negro mi blanca cana!
Se disipan las arrugas,
Se convierte en pergamino.
Y voy recogiendo todo de mí,
Mi santidad y mi delito,
A la vez sonriendo a la vida,
Por conocerte a tiempo preciso,
Cuando menos lo esperaba.
!Cuán bello es caminar,
Con el anillo en mi anular,
Te amé desde joven,
Y ya de viejo te sigo amando!
Cuando se apagan las luces,
Y se cierran las dos ventanas;
Tus párpados y tus pestañas.
Justo allí mi mundo florece.
Autor: Alex de Jesús