Amor mío, sólo en mi sueño vives,
nunca has sido real, de carne y hueso,
mas yo te quiero a pesar de todo eso,
con tu eterna irrealidad me desvives.
Aunque del aroma y placer me prives,
yo prefiero tu lírico embeleso
al más cálido y apasionado beso
con el que mi inflexible amor cautives.
Ni la vehemencia de la apasionada
ni los suspiros de la seductora
cautivan mi rendido corazón.
Sólo el embrujo de la diosa ansiada,
que me fascinó en tan sublime hora,
ofusca por entero mi razón.
Suspiros y sueños de amor