¡Bendiga Dios tus pasos de redención final!
Cuerpo de mujer que lloraba el cielo
alzando tu nombre al vuelo
si en voz cabe tanto dolor terrenal.
Tu libertad en sueño sepultada,
nunca quiso tener una breve vida;
sonó tu campana que acabó hundida
y la Providencia te perdonó la llamada.
Madre que rompió el primer lamento
pero abierta el alma de tu manto
tan sólo te quedó el verbo del evento.
Un soplo de eternidad de sagrado encanto
y tu imagen que las alturas iluminó ayer:
hoy desaparecida con el Silencio de no volver.
Octubre 2.019
NACHO REY