alupego (Ángel L. Pérez)

SOLO LA SENDA EMPRENDIDA

SOLO LA SENDA EMPRENDIDA

Girando las manecillas

en su tozudez constante,

impertérritas y ajenas

a lo que vive y subyace,

marcan el tiempo que queda

y la criatura que nace.

Machacona letanía

marcando el ritmo del viaje.

 

Los días horas parecen,

si el pensamiento se crece

en la tranquila armonía

y los segundos minutos,

cuando el dolor se retuerce.

La profunda sinfonía,

que adorna lo que acontece

y sobre la piel fallece.

 

Se va acortando el futuro

mientras el pasado crece

y giran las manecillas,

como la vida, constantes.

La materia se dibuja,

sobre un tapiz deslumbrante

y va cambiando su forma,

arrugando su semblante.

 

Surcos entre las costuras

de caducas sensaciones

y fatigas confundidas,

con sortilegios y dones.

Senderos entre los poros

que surcan los manantiales,

donde se gesta la vida,

arrastrando sus pesares.

 

El tiempo golpea a quien reta,

sus leoninas condiciones

y del contrato se olvida,

solicitando atenciones.

Muestra su cara perversa,

a quienes creen que es eterna,

la vida que los sostiene,

a un contrato que termina.

 

Se van, pero siempre queda,

la esencia de sus quehaceres.

Los jalones de existencia

cincelados con paciencia,

entre amores y pasiones.

Queda impregnada la vida,

si las verdades son ciertas

y dejan huella en las sienes.

 

Giran y giran sin pausa,

como giran los ciclones.

Como remolinos crueles,

que abducen a los durmientes.

Como giran las ideas,

cuando el pensamiento crece.

Cuando la vida se extiende,

como un manto que protege.

 

Todo fluye y se deshace.

Todo caduca y renace,

en su infinita estructura.

La muerte no es importante,

solo la senda emprendida.

A.L.

http://alupego.blogspot.es/

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25/10/2019