Cuan dificil es iniciar una frase sin poder tenerte en el paladar como deleite de sabores...
Sin poder hacerte mi punta del Everest...
Ese con el que una vez soñé explorar paso a paso... Despacio, pero sin descanso... Hasta poder llegar a su cima...
Para luego de ser conquistado por aquello que una vez intenté conquistar, bajar por su ladera de sentimientos de la mano de éstos hasta su llanura...
Recorrer esos valles cercanos al corazón de la montaña...
Esa montaña que día a día escalamos con cada beso, con cada abrazo, con cada gesto de amor, con cada ¡espero estés bien!, con cada ¿cómo estuvo tu día?, con cada ¡tu puedes! ¡creo en ti!...
Para así, encontrar y descubrir en sí, que la montaña está en cada uno...
Solo necesitamos ese pequeño impulso llamado Tú! Él! Ella! Mis hijos! Nuestros hijos! Mi madre! Para alcanzar su cima...!
Y tú, en mí, fuiste, eres y serás, ese algo que siempre quiero descubrir al escalar esa montaña...