Están callados los árboles
y vigilan los caminos,
del abrazo de los vientos
con recuerdos reprimidos,
aunque también en los bosques
hay un silencio maldito,
porque los árboles lloran
con el tronco estremecido,
y es ese llanto tan sordo
del otoño, buen amigo,
que ha llegado, dulcemente,
y a sus ramas se ha prendido,
por eso lloran los robles,
y las hayas y los pinos,
y hasta el castaño y el olmo
junto a los sauces del río...
Están callados los héroes
de los relatos y libros,
porque cerraron los ojos,
encantadores, del niño,
y se plegaron de noche
y se quedó, aquél, dormido,
entre las nubes de seda
y en su pijama amarillo,
así la historia pasada
quedó pendiente de un hilo,
y como haciendo un paréntesis,
para los ojos benditos,
ojos que sueñan hazañas
de aventureros y amigos,
que van logrando laureles
con sangre, sudor y frío...
\"...Están calladas las almas
y hasta helados los suspiros,
mientras la mano de nieve
busca los labios dormidos...\"
Rafael Sánchez Ortega ©
02/10/19