En un peñón
los últimos
miran sin esperanza
la magia
que los dejó
en esa situación.
Un joven con paraguas
que venía caminando
por una calle de la ciudad.
Un hombre desnudo
llegado del futuro
que grita
vulnerable
llamando a su madre.
Otro hombre
venido desde el pasado
con pesadas ropas
que mira al abismo
llamándose
a si mismo
prisionero en un mástil
que emerge del naufragio.
Todos ellos se ignoran
solo los une ese sueño
constante
que los atrapó
en la infame tormenta
desmesurada
salida de la realidad
de los tres hombres
de distintos tiempos
en el mismo lugar.