Cerezo en flor en una primera de Giuseppe Arciboldo, acompañada con respladores del Sol cálido y severo, tan vigoroso como la piel de mi amada, tan sutil como el lenguaje de mis letras en prosas y tan suave a la vez, como el primer beso de dos profundos enamorados.
El comienzo del nuevo ciclo, donde el verdor se muestra en juventud, donde todo lo marchito vuelve a renacer y donde lo que ayer dolió, comienza con un nuevo amanecer; la grandeza de un nuevo comienzo con el canto de las aves en pleno vuelo es lo gratificante en la flor de la vida.
Tiempo perfecto que nos mantenga en equilibrio, dejando aún lado lo seco y seguir con lo que el destino nos presenta en el camino, olvidando las malas experiencias pero aprendiendo de cada una de ellas afrontando cada obstáculo con un inicio.
Henry Ruiz
27 De Octubre 2019