Sí, sé que te has ido, pero allá donde estés, quiero que sueñes conmigo. Ten presente que jamás te olvido; y que te llevo en mi alma, estés donde estés.
Cuando la brisa fría robe el calor de tu cuerpo, recuerda nuestro lecho, donde te he hecho mía.
Y si al pasar los días, te brota alguna lágrima, escribe en alguna página que me amas todavía.
Cuando te encuentres desnuda, al bañar tu cuerpo; toca con suavidad tu huerto, donde sembré mi amor, sin duda.
En tu pecho hay dos colinas que besé tantas veces, tocarlas una y mil veces, si es que eso te anima.
Desliza suavemente tus manos por tu cintura, y detente con dulzura al llegar a tu vientre.
Allí, donde posé mi boca, y robé tu cordura. Allí donde nació tu locura, donde te hice volver loca. Ahí, vuelve y toca, esta vez suavemente.
Y al sentir qué se siente, recuerda lo vivido; para que así no me olvides, como yo a ti no te olvido.