Mi margarita se deshoja,
caen sus pétalos pitonisos,
ahogándo mi corazón en congoja
ante tus besos ya marchitos.
Esperanza, escudo inútil
ante tan grande herida.
Desamor al fin vestido
con palabras de despedida.
Olvidadas caricias,
sin colores ni fragancia,
secas flores son corona
para mi fiel amor moribundo.
Mas los desvelos de tristeza
en amaneceres convertidos,
con la luz de sol se mezclan,
pintando acuarelas de olvidos.